Frente al clásico problema del Golf
Detención por sospecha, cámaras de seguridad, cierre nocturno de calles y ahora último multas. Ésta es la lista de medidas que se han aplicado en la Municipalidad de Las Condes para erradicar los focos de prostitución en uno de los sectores más emblemáticos del barrio alto. Pero en la actualidad, ¿pueden dormir tranquilos los vecinos de las calles son el lugar de trabajo para las trabajadoras sexuales?
Javier Quezada O.
“El Golf tiene travestis desde siempre”, dice María Inés Velasco, quien es residente y a la vez administradora de un edifico ubicado en calle Napoleón. La edificación, al igual que muchas otras que se encuentran por esas cuadras – al sur de la Av. Apoquindo –, evidencia el implacable paso del tiempo. También, muestra deterioro en sus áreas verdes exteriores, las cuales se encuentran cercadas con altas rejas, que aunque desentonan con el estilo antiguo del sector, tuvieron que instalarse para de proteger lo poco que queda de césped.
María Inés (71), cuenta cómo ha sido la evolución del problema con la prostitución en el barrio, especialmente con los “escandalosos” travestis. Ella llegó en el año ’87 a la misma residencia que habita hoy. Al año siguiente, comenzó a administrar, junto con su marido, Jorge Camus. Por lo mismo, está al tanto de todo lo que ha pasado con el bullado tema, ellos han participado en decisiones vecinales y han trabajado con la municipalidad de Las Condes para darle una solución al problema.
El clásico problema, son los ruidos molestos, escándalos y deterioro del barrio, a causa de los travestis que ofrecen servicios sexuales, llegando a utilizar incluso espacios privados para esto y otras cosas, como para hacer sus necesidades, beber alcohol, consumir drogas, etc.
“Cuando estaba Joaquín Lavín como alcalde” - relata la experimentada señora -“le fuimos a pedir que pusieran cámaras de seguridad para captar la patentes de los clientes. Se nos ocurrió, porque estaba empezando este sistema de vigilancia en el Paseo Ahumada”. En esa ocasión (1994), el municipio instaló las cámaras, y eso redujo considerablemente la cantidad de clientes, entonces, la oferta fue disminuyendo gradualmente.
El problema, fue que tres años después de la instalación de las cámaras, estas empezaron a fallar, y tan pronto las trabajadoras sexuales se enteraron de esto, el negocio tomó fuerza otra vez. No hubo una nueva medida hasta la administración de Francisco de la Maza (UDI), quien aún ocupa el sillón municipal.
El fallido intento por “cerrar” El Golf
Francisco de la Maza, se encuentra en plena campaña para ser reelegido en las elecciones municipales del 26 de octubre.En junio de 2006, llegó a la oficina del actual edil, una carta firmada por 700 vecinos e impulsada por la señora María Inés Velasco. En ella reclamaban por todos los problemas que traía la presencia de prostitutas y travestis en las calles que ellos residían. Tres meses después, De la Maza presentó un controvertido plan.
El proyecto consistía en restringir el tránsito vehicular nocturno entre las avenidas Apoquindo, Gertrudis Echenique, Renato Sánchez, Callao y Bosque Sur. Todos los residentes y visitas de estos, podían ingresar sin problemas siempre que presentaran un distintivo entregado por la municipalidad, o bien, indicaran la dirección específica a la que se dirigían.
Para hacer de esto un proceso democrático, se realizaron votaciones, en las que sólo cotó el 23% de la población del Golf, y en su mayoría, aprobaron la propuesta (59,6% a favor). Pero esto no bastó para que se implementara la medida. Un nuevo personaje salió a la palestra, el diputado PPD y residente del barrio, Aníbal Pérez, quien interpuso un recurso de amparo en la Corte de Apelaciones, por considerar la decisión una “vulneración a las libertades personales”.
En noviembre de ese mismo año, la institución mencionada calificó la determinación de “inconstitucional y arbitraria”. El municipio apeló, pero finalmente la Tercera Sala de la Corte Suprema, ratificó el fallo en enero de 2007. Lo que significó el final de la innovadora y controvertida idea de Francisco de La Maza.
“Hubo un tema político de por medio. A la Concertación, no le gusta los municipios de la Alianza figuren mucho”, sentencia Juan Ignacio Jaramillo, jefe de operaciones en la Municipalidad de Las Condes hace ocho años. Cuando recuerda lo ocurrido, siente que “hubo gente que tergiversó la propuesta a propósito, para desprestigiar al alcalde”.
La arremetida del edil
La esperanza de los vecinos en lo que podía hacer De la Maza, persistía. Habían estado a un paso de lograr algo importante, pero una serie de eventos desafortunados les jugaron en contra. Hasta que “el extraño de pelo largo”, como lo bautizó el diario La Nación, delegó funciones para buscar resquicios legales que le permitieran al municipio poder controlar de manera concreta este problema.
Fue así como en julio de 2007, se comenzó a aplicar la Ordenanza Local sobre Comercio Sexual en Lugares Públicos Comunales, la que estipula que Carabineros de Chile, Policía de Investigaciones e inspectores municipales, tienen atributos para multar tanto al que demanda como al que ofrece el comercio sexual en los sectores residenciales de la comuna.
Cualquier contacto, en un sector residencial, entre el cliente y quien ofrece el servicio, se considera infracción a la Ordenanza.“La mano se le carga más al que demanda el servicio, porque la idea es que eviten dañar su imagen familiar y social al ser citado al juzgado por una infracción como esta”, explica Jaramillo, quien admite que el tema económico no es problema para los infractores. Actualmente, él ejerce el cargo de administrador municipal subrogante, debido a que el alcalde De la Maza, se encuentra en campaña política para la reelección en Las Condes.
Aunque no existen cifras oficiales de las multas cursadas – es difícil acceder a ellas por las influencias que mueven los poderosos afectados –, el cambio, dicen los vecinos, ha sido notorio en El Golf, al menos en las calles exclusivamente residenciales como Napoleón o Callao, que antes concentraban la mayor cantidad de trabajadoras sexuales en las noches.
“Ahora, los travestis se van hacia Apoquindo, así es que no tenemos tanto escándalo como antes”, cuenta una peluquera que atiende en la calle San Crescente. Hay un grupo minoritario, liderado por el diputado Aníbal Pérez (PPD), quienes son partidarios de la instauración de un barrio rojo y, quienes además exigen tratar “con dignidad” a los travestis.
La gente se siente satisfecha
María Inés Velasco, enseña una cuartilla que le llegó de la municipalidad, en la cual salen todas las obras del alcalde De la Maza desde que asumió el cargo en 2000. “No me acordaba que había hecho tanto por la comuna”, dice sorprendida.
Al igual que ella, muchos de los vecinos del barrio El Golf están conformes, dicen que si llega otro alcalde, va a haber un retroceso en todo lo que han logrado por erradicar la prostitución del sector. Varios residentes, manifiestan el peligro que presentaba para sus familias y propiedades que los “indeseables” – como le dicen a los travestis –, hicieran de todo fuera de sus casas.
“Quizás el alcalde no se ha ganado todavía el cariño de la gente, debido a su trato frío. Pero sí se ganó el respeto, porque la peleó por un problema importante que tenía la gente del Golf”, dice convencido Juan Ignacio Jaramillo, constructor civil, al igual que De la Maza.
Velasco, administradora del edificio de calle Napoleón, piensa que la medida de las multas es “la menos mala, por lo menos, no los tengo acá afuera haciendo show. Ojalá, eso sí, que más adelante puedan hacer un barrio rojo, para erradicar completamente esto de los sectores residenciales”.
jueves, 11 de diciembre de 2008
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